La reunión de la semana pasada de la Junta de Gobierno del Banco de México (Banxico) trascendió la mera reducción de medio punto porcentual en la tasa de interés de referencia, un movimiento ampliamente anticipado. Lo verdaderamente importante fue la señalización del inicio de una nueva etapa en la conducción de la política monetaria mexicana, misma que considera acelerar el paso ante el avance de la desinflación, buscando mitigar posibles efectos perjudiciales sobre la economía.
Esta nueva etapa parte del reconocimiento de que se ha desvanecido prácticamente el efecto de los choques que dieron origen al actual proceso inflacionario (la pandemia y el inicio de la guerra de Ucrania), toda vez que diversos indicadores, en particular la inflación subyacente, se sitúan en niveles cercanos o inferiores a sus promedios históricos previos a estos eventos disruptivos.
Sin embargo, la tasa de interés de política monetaria no ha replicado esta trayectoria descendente. La tasa real ex ante al cierre de 2024 se ubicó considerablemente por encima del promedio histórico prevaleciente antes de la pandemia (1.5%), sugiriendo que, si bien se ha avanzado en el control de la inflación, se ha hecho a costa de mantener una postura monetaria excesivamente restrictiva.
Banxico es consciente de este escenario y reconoce que el logro de este primer objetivo (ubicar la inflación por debajo del promedio histórico) ha implicado costos en términos de la actividad económica. Al evaluar diversas reglas monetarias, el banco central estima que la tasa de interés de referencia debería haber concluido 2024 en un rango entre 8.25% y 9.00%, considerando la inflación general, o entre 7.75% y 8.25%, considerando la inflación subyacente.
En términos puntuales, y ponderando las estimaciones de las reglas monetarias para ambos indicadores de inflación, la tasa de referencia ideal al cierre de 2024 se situaría alrededor del 8.50% anual. Banxico justifica la diferencia entre este nivel “teórico” y la tasa real observada argumentando que priorizó un enfoque gradual, tomando en cuenta la naturaleza de los choques, la evolución de los determinantes de la inflación y el balance de riesgos en cada momento (Programa de Política Monetaria 2025).
Una vez que la inflación se ha situado por debajo de los promedios históricos prepandemia, la nueva etapa de la política monetaria se enfoca en reducirla desde el nivel actual de aproximadamente 3.6%, hasta la meta del 3.0% anual. Esto se logrará mediante una reducción gradual del carácter restrictivo de la política monetaria, sin eliminarlo por completo, aprovechando la debilidad económica y el carácter menos expansivo de la política fiscal.
La señalización de Banxico en el comunicado oficial, indicando la posibilidad de “continuar con la calibración de la postura monetaria y considerar ajustarla en magnitud similar”, sugiere que podríamos anticipar reducciones adicionales en el mismo monto de la tasa de interés en las próximas reuniones, dependiendo de la evolución de la inflación, ya que posee un amplio margen de maniobra para poder llevarlo a cabo.
Si bien el rumbo de la política económica de la administración Trump en Estados Unidos representa una fuente significativa de incertidumbre, los eventos recientes sugieren una posible estrategia de utilizar la amenaza de aranceles como herramienta de negociación en diversas áreas. Esto podría implicar una menor probabilidad de la aplicación efectiva de aranceles, al menos en el corto plazo.
Esta dinámica, a su vez, podría haber influido en la decisión del Subgobernador Jonathan Heath de votar a favor de una reducción menor de la tasa, dado que se cumplieron sus condiciones preestablecidas a finales de diciembre del año pasado: ausencia de disrupciones mayores por parte de Trump, comportamiento de la inflación alineado con las proyecciones de Banxico y la ausencia de choques no anticipados.
En resumen, esta nueva etapa en la política monetaria mexicana implica una calibración más fina, buscando un equilibrio entre el control de la inflación y el apoyo al crecimiento económico, en un contexto global marcado por la incertidumbre política y económica.
Rodolfo Navarrete
febrero 07, 2025