Comentario semanal

¿Mala o buena cifra de inflación?

Los resultados de la inflación de la primera quincena de julio han profundizado el dilema sobre qué hacer con la política monetaria ante comportamientos tan disímiles de los diversos indicadores de la inflación. Mientras que la inflación general sigue subiendo, la subyacente está bajando, acercándose prácticamente al límite superior del rango de tolerancia del Banco de México.

La inflación general de la primera mitad de julio aumentó del 5.17% en la segunda quincena de junio al 5.61%. En contraste, la inflación subyacente (que descuenta los precios de productos volátiles, como frutas, verduras y energía) disminuyó de 4.08% a 4.02%. Por su parte, la inflación no subyacente (que incluye frutas, verduras y energía) pasó del 8.61% al 10.64%.

Si bien la inflación general guía la política monetaria, la subyacente mide su efectividad. Los resultados de la primera mitad de julio apuntan en direcciones opuestas respecto a lo que se debe hacer con la política monetaria. La inflación general sugiere que el banco central debería elevar el grado de restricción monetaria o, al menos, mantenerlo. En cambio, la inflación subyacente indica que debería relajarse, en reconocimiento a la efectividad de la política monetaria y a que el aumento de la inflación general obedece a factores coyunturales. Sin duda, este será el tema central de discusión entre los funcionarios del banco en la próxima reunión de política monetaria, aunque hay otros elementos que también podrían captar su atención.

La inflación no subyacente, responsable casi exclusivamente del rebote de la inflación general, ha subido casi un 11.0% en la primera mitad de julio y parece estar cerca de su techo. En los próximos meses, podríamos observar un comportamiento más favorable. El fin de la sequía en algunas regiones sugiere que la baja de los precios de frutas y verduras podría ser abrupta, aunque es difícil asegurar algo al respecto.

Aunque la inflación subyacente sigue bajando, lo está haciendo de manera decreciente, lo cual indica que el proceso de desinflación subyacente se está agotando. Si esta tendencia continúa, no pasará mucho tiempo antes de que comience a retroalimentar la inflación general.

La depreciación del tipo de cambio podría trasladarse a la inflación. Sin embargo, lo más preocupante es lo que podría suceder en el corto plazo, especialmente si el expresidente Donald Trump gana las elecciones presidenciales en Estados Unidos. La retórica del expresidente en contra de México se ha intensificado en los últimos días, especialmente tras su nominación como candidato presidencial por el Partido Republicano. De manera similar, el candidato a la vicepresidencia, J. D. Vance, ha adoptado un discurso similar.

Aunque esto es relativamente normal en la competencia política estadounidense, lo preocupante en esta ocasión es que las críticas del expresidente están dirigidas contra la inversión china en México, la cual ha aumentado debido al incremento de los aranceles a los productos de ese país. El anuncio de Elon Musk, director de Tesla, sobre la suspensión de su inversión en México hasta después de las elecciones en Estados Unidos (indicando que "Trump ha dicho que pondrá aranceles a los vehículos producidos en México. Así que no tiene sentido invertir mucho en México si eso va a pasar") es un claro ejemplo de lo que podría suceder si Donald Trump regresa al poder. Esto afectaría el tipo de cambio y, por ende, la inflación. No obstante, parece que la probabilidad de que Trump gane las elecciones ha disminuido tras la renuncia de Joe Biden a la candidatura demócrata.

En función de estos elementos, es probable que en la próxima reunión de política monetaria los funcionarios del banco central decidan mantener sin cambios su tasa de política, a la espera de alguna mejoría en la inflación. Todo parece indicar que habrá al menos un funcionario que opine en sentido contrario.

Rodolfo Navarrete

julio 26, 2024