Comentario semanal

Inflación y política monetaria

Los buenos resultados de la inflación en mayo permiten prever que el Banco de México podría bajar la tasa de interés de referencia en la próxima reunión de junio, aunque la volatilidad del tipo de cambio no lo aconseja.

La semana pasada se dieron a conocer resultados mejores de lo esperado en cuanto a la inflación de mayo. Aunque la inflación anual subió, lo hizo menos de lo previsto, al pasar de 4.65% a 4.69% contra 4.82% esperado; mientras que la inflación subyacente bajó de 4.37% a 4.21%. Ambas cifras se encuentran dentro de la trayectoria fijada por el banco central, la cual estima que la inflación se ubicará en 4.6% en el segundo trimestre del presente año y en 4.3% la subyacente. Si se toma en cuenta que el mercado estima que en junio la inflación se ubicará en 4.81% y la subyacente en 4.19%, se puede afirmar que efectivamente ambos indicadores se ubicarán justo en la trayectoria fijada por Banxico.

Con esta información y considerando la visión del banco central de actuar en función de los datos de la inflación que vayan apareciendo, hoy se podría asegurar que Banxico bajará su tasa de interés de referencia en la reunión del 27 de junio.

Sin embargo, hay algunos elementos que llevan a ser cauteloso sobre esta conclusión. En primer término, no hay que olvidar que antes de la próxima reunión de política monetaria se conocerá la cifra de la inflación de la primera mitad de junio, la cual, aunque se espera que se ubique en línea con lo estimado por el banco central, no está exenta de alguna sorpresa.

En segundo término, si la volatilidad del tipo de cambio que hemos observado en los últimos días se sostiene hasta la fecha de la próxima reunión de política, resultaría contraproducente pretender bajar la tasa de interés en tales circunstancias, porque podría alimentar aún más la salida de capitales y favorecer una mayor depreciación del peso, con los consiguientes posibles efectos negativos sobre la inflación. En este sentido, es difícil concebir una baja en las tasas de interés en circunstancias en que el tipo de cambio se está depreciando. Lo aconsejable, tal vez, sería esperar, aunque el problema es que tal acción encontraría al Banco en una postura monetaria extremadamente restrictiva. Endurecer aún más la política monetaria podría tener serias consecuencias sobre el comportamiento de la economía.

Finalmente, el contexto externo tampoco ayuda. Aunque la semana pasada el Banco Central Europeo redujo en 25 pb su tasa de interés de referencia, sumándose así a lo hecho unos días antes por el Banco de Canadá, el banco central estadounidense no da señales de querer hacer lo mismo porque su economía y su mercado laboral aún se mantienen fuertes. Sin ir más lejos, la semana pasada se dio a conocer que, en mayo, se crearon 272 mil nuevos empleos no agrícolas en Estados Unidos, contra 182 mil esperados y 165 mil del mes anterior, mientras que los ingresos promedio por hora subieron de 4.0% anual a 4.1%. Vale decir, que no solo el mercado laboral se mantiene fuerte, sino que también observa presiones inflacionarias por el lado salarial. A consecuencia de estos resultados, la Fed de Atlanta reestimó la semana pasada la perspectiva de crecimiento de la economía americana de 2.6% a 3.1% durante el segundo trimestre del presente año.

Una posible mayor descoordinación entre la política monetaria mexicana y la estadounidense podría alimentar aún más la salida de capitales de nuestro país y favorecer así la depreciación del peso, con los consiguientes efectos sobre la inflación.

De esto se deprende que no está claro qué es lo que hará el banco central en su próxima reunión de política monetaria, pese al posible buen comportamiento de la inflación, a no ser que las autoridades gubernamentales asuman una actitud un tanto más conciliadora respecto a sus políticas, de modo de no afectar de manera sustancial a los mercados. Si este fuera el caso, el banco central mexicano podría bajar la tasa de interés en junio.

Rodolfo Navarrete

junio 07, 2024