¿Qué diría Usted si ve que un banco central empieza el ciclo de normalización monetaria aumentando la tasa de interés objetivo, primero, en un cuarto de punto porcentual; luego, en medio punto; y después, dos veces, en tres cuartos de punto porcentual?
Lo más probable, es que piense que el banco tiene dificultades para encontrar señales que le muestren que la inflación va a ceder en los plazos de vigencia de la política monetaria. Es más, hasta podría pensar que al banco se le está complicando la perspectiva inflacionaria.
Pero, los mercados financieros mundiales y, en particular, los estadounidenses no lo vieron ni entendieron así. Ellos interpretaron esto como una señal de que el banco central pronto podría iniciar el camino de retorno, por lo que las tasas tendrían que volver a bajar ante las evidencias de que la economía se está debilitando. Esto explica el rally alcista de los mercados de las últimas semanas
Y, ¿qué diría Usted si el presidente de ese banco central dice que va a endurecer aún más la política monetaria y mantener altas las tasas de interés por periodo prolongado, pese a que la inflación ha comenzado a bajar?
Es posible que Usted piense que el banco central sabe algo que nosotros no sabemos, o que se ha dado cuenta de algo que nosotros no.
Efectivamente, al parecer, están sucediendo cosas extrañas, como el fortalecimiento que aún observan los mercados laborales en el mundo, pese a que las tasas de interés están subiendo. En Estados Unidos, por ejemplo, la semana pasada se reportó un incremento en el número de vacantes laborales en julio, mientras siguen bajando las solicitudes iniciales por beneficios de desempleo y disminuye la creación de nuevos empleos, pero no a la velocidad que se desea. A consecuencia de ello y de los ahorros acumulados por las familias en la época de la pandemia, el consumo sigue aumentando. Si bien es cierto que la inflación está bajando, también lo es el hecho de que lo está haciendo por factores de oferta, como la caída en el precio de la gasolina y la mejoría en los tiempos y mecanismos de abasto, pero no por una caída en la demanda.
¿Cómo es eso?, ¿sube la tasa de interés y continúa aumentando el empleo y la demanda agregada? Si esto sigue así, lo único que augura es más inflación en el futuro y los bancos centrales y, sobre todo, el Fed estadounidense, saben que si no bajan la inflación ahora tendrán que hacerlo en el futuro, pero con una política mucho más agresiva y con costos más elevados, tal como sucedió en la década de los 70 y 80 del siglo pasado. Los bancos centrales saben que están perdiendo credibilidad.
Lo mismo está sucediendo en México. El Banco Central ha aumentado la tasa de interés de referencia en 4.5 puntos porcentuales en el lapso de poco más de un año y la inflación sigue subiendo. Pero no solo eso, las expectativas inflacionarias también lo están haciendo y amenazan con desencadenar la espiral inflación-salarios, si es que no lo han hecho ya. Pero, lo preocupante es que esto está sucediendo dentro de un ambiente en que la tasa de desempleo se encuentra en mínimos históricos, y variables de demanda, como el crédito al consumo y las ventas de automóviles crecen como si nada estuviera pasando.
El colmo. Es como si el consumo y el mercado laboral estuvieran reaccionando de manera contraria a la racionalidad económica. Los bancos centrales están perdiendo credibilidad y saben que para ellos no existe dilema. No van a perder este activo valioso por no subir más la tasa de interés. Lo harán hasta donde sea necesario.
Con los comentarios del presidente del Fed, Jerome Powell, en Jackson Hole, es probable que hayamos entrado a una nueva etapa de la política monetaria en todo el mundo, una etapa de mayor endurecimiento monetario con las consiguientes consecuencias negativas sobre los niveles de crecimiento económico. El peligro, ahora, es la posibilidad de que la inflación haya generado un cambio estructural y pueda mantenerse elevada por mucho tiempo. Los bancos centrales, dicen, que no lo van a permitir.
Rodolfo Navarrete
septiembre 02, 2022